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domingo, 8 de mayo de 2011

Sonrisa bohemia.

Aquí os dejo algo que me ha llegado al correo. 

Miró el reloj una vez más colocando bien el asa del bolso sobre su hombro. Se apartó el flequillo de la cara optando por sentarse en uno de los bancos de la plaza. El sol apretaba con fuerza empujando a que la gente ocupara la hierba con sándwiches, conversaciones, risas.

Sonrió para sí viendo a un grupo de amigos perseguir al que llevaba consigo el balón de fútbol. Agitó la cabeza aguantando la risa al verle sepultado por tres chicos y desvió la mirada hacia su derecha. Tres amigos, dos de ellos riendo a carcajadas, observaban a un tercero quien con grandes gestos contaba alguna anécdota. Curiosa, observó sus movimientos intentando descifrar de qué estaban hablando. Avergonzada vio que el orador se percató de su nuevo público mirándole. Una sonrisa de medio lado fue el saludo del chico antes de que ella apartara la mirada aguantando la suya propia.

Volvió a mirar su muñeca viendo que su compañera de estudios de ese día llegaba tarde. Y cuando el aburrimiento se apodera de uno tiende a curiosear a su alrededor, o a ahondar sobre algo que ha llamado su atención. No sin cierta timidez pero sin dejarse vencer por ella por completo, volvió a mirar al grupo de chicos que habían descubierto su presencia.
Sonrío con la boca y la mirada al ver que no era la única que parecía creer que la figura del otro le despertaba curiosidad. Esta vez la sonrisa de medio lado fue acompañada por un guiño divertido que consiguió arrancarle una leve carcajada. Ella pensaba que estaba un poco loco; él tal vez pensara que iba a ser una gran tarde.

- Siento el retraso. – La voz de su compañera la despertó de su fantasía particular haciéndola volver a la realidad.- Perdí el autobús anterior.- Se disculpó. Miró de reojo al chico de la sonrisa mientras se ponía en pie esperando algo más sin saber por qué.

- No pasa nada, tranquila.- Le sonrió, pero no como a él. Sabía que tenía que irse pero por unos segundos sintió que no podía irse así, sin más; darse la vuelta y caminar dándole la espalda. Dejando a un lado cualquier prejuicio y su pepito grillo que la tildaba de loca, se volvió hacia él.- ¡Que tengas un buen fin de semana!- Le gritó saludándole con la mano. Para su sorpresa él se puso en pie yendo a su encuentro. Impaciente esperó a que la alcanzara.

- Ten.- Una hoja de libreta cuadriculada y dos palabras se posaron en su mano derecha.- Búscale y me encontrarás. Tal vez, incluso a ti.- Sonriente, sin un ápice de vergüenza se despidió de ellas con una grácil reverencia.

- ¿Y este quién es?- Le preguntó su compañera ajena a lo ocurrido minutos antes. Achicó los ojos desconcertada alzando la vista de nuevo a la figura del chico que se alejaba.

- Unmei Ronin al parecer…- Murmuró para sí tras leer las palabras escritas en el papel, e inevitablemente sonrió.

Firmaba "Lady Machete".

viernes, 1 de abril de 2011

Un poco más Canalla.


Poniéndome la mano en el antebrazo y mirándome a los ojos me dijo con firmeza “Este año que entra, voy a ser: Un poco más Canalla”. Fueron las ultimas palabras que escuché antes de la entrada del nuevo año.

Estoy seguro de que en ese mismo momento la ley de la atracción empezó a actuar para que él llegara a ser: “Un poco más Canalla”. Pasara lo que pasara, el iba a ser “Un poco más Canalla”. Ya os lo presenté en “Di que sí”.

Se encomendará a las deidades, retorcerá las palabras, atravesará con un plano las diferentes realidades en las que vive, incluso intentará convencernos de que en su mente ha ocurrido mil veces. Pero yo sé que será la ley de la atracción la que le hará ser: “Un poco más Canalla”

Desde entonces, no ha reparado en aprender nuevas técnicas de engaño, nuevas teorías incluso un nuevo vocabulario tirando de diccionario. Ha llegado a relacionarse con culebras de la noche, Güeys y ladrones de guante blanco, absorbiendo lo mejor de ellos sin alejarse de sus verdadera moral. Colecciona maldades y las retuerce a su antojo para fines canallas y siempre fiel a sus principios, la ultima que supe de él fue, convertir Terminator en un Cisne Negro. Un nuevo Big Bang. Amazing¡¡¡¡.

Cualquiera que le conozca sabe que no miento sobre él. Eso de ser: “Un poco más Canalla”, parece inverosímil por su forma de ser. Sin embargo ese pensamiento de duda solo dura unos segundos, por que de inmediato te das cuenta de que si él lo dice, la ley de la atracción...

Y todo aderezado con un: Si quieres, puedes”.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Dí que sí.


Unmei Ronin dice que sí a todo, o a casi todo.

Bajo esta premisa se desenvuelve Unmei Ronin entre nosotro, corre por las amplias avenidas de nuestros "tal vez cuando tenga tiempo" y las pliega, pasea por las calles estrechas de nuestros "peros" y las ancha , o se regodea entre los atajos del "no encuentro nunca el momento" y les quita aristas y recobecos.

Muchos ante su presencia, le tacharían de ingenuo y de escasa personalidad. Nada más lejos de la realidad: más consciente que muchos de nosotros, autómatas, clones fashions de esta sociedad. Él tiene las miras extraordinariamente abiertas, en eso estad seguros que nos supera, desde un bocadillo de tortilla francesa y paté, hasta el hecho de perderse en Moscú queriendo.
Sociedad, que como él mismo dice "ya es ella la que nos lleva". Aunque también hubo un día en el que nosotros la creamos, para que más tarde adoptase por sí misma esa personalidad de agujero negro que absorbe a esos que van en contracorriente y de aquellos que no se conforman con seguir ciertas pautas predefinidas, con Unmei Ronin no ha podido todavía, y espero que por mucho tiempo.
Como decia, Sociedad, esa es su cuartada; estar en contra o a favor según se mire, de lo que sea menestér.Él ha encontrado los recobecos para disfrutar ayudándonos sin más, otras veces intenta que veamos esa realidad suya, tan suya que es, por mucho, lo que le hace feliz.

Como si de Alicia en Wonderland se tratase, está abierto a todo y eso es en realidad lo que le hace ser y estar más feliz que cualquiera de nosotros y lo más dificil: entre nosotros. Con una perspectiva tan amplia que, a veces, marea. Nosotros somos los que le miramos entre extrañados y envidiosos, preguntándonos si tal vez no sólo le pueda funcionar únicamente a él esa forma tan peculiar de ver la vida.

Él dice que sí a todo, o a casi todo.